Veneración de reliquias
Culto a las reliquias
Las reliquias son objetos considerados sagrados por haber tenido relación con alguna persona considerada santa por la Iglesia Católica Romana. La Biblia advierte contra la idolatría, como se refleja en el mandamiento que prohíbe crear imágenes o inclinarse ante ellas, exigiendo devoción exclusiva a Dios (Éxodo 20:4, 5). Este fundamento cuestiona la veneración de reliquias. Históricamente, el fervor por estos objetos derivó en un lucrativo comercio, marcado por fraudes y tráfico de reliquias robadas. La demanda desmesurada llevó a situaciones absurdas, y aunque hoy el fenómeno es más moderado, persiste con la venta de reliquias en internet. En su momento, las reliquias no sólo tenían un carácter sagrado, sino también político y económico, generando un comercio internacional.
Calvino publicó en 1543 su “Tratado de las reliquias” para señalar lo fraudulento y absurdo que llegaba a ser el fervor a huesos y telas:
“Un hueso de ciervo que pasaba por el brazo de san Antonio, una esponja que se adoraba como si fuese el cerebro de san Pedro, e incluso la huella de las nalgas de Jesús”.
El humanista Alfonso de Valdés también escribió escandalizado por el asunto:
“El prepucio de Nuestro Señor yo lo he visto en Roma y en Burgos, y también en Nuestra Señora de Amberes, y la cabeza de san Juan Bautista en Roma y Amiens. Pues apóstoles, si los quisiésemos contar, aunque no fueron sino doce y el uno no se halla y el otro está en las Indias, más hallaremos de 24 en diversos lugares del mundo. Los clavos de la cruz escribe Eusebio que fueron tres... y ahora hay uno en Roma, otro en Milán y otro en Colonia, y otro en París y otro en León y otros infinitos. Pues de palo de la cruz dígoos de verdad que si todo lo que dicen que hay della en la cristiandad se juntase, bastaría para cargar una carreta”.
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